Un adulto que se siente bien consigo mismo y con los demás, que está seguro de las decisiones que toma y siente la fuerza para alcanzar cualquier meta que se proponga, es el reflejo de la adquisición de una autoestima adecuada; el primer paso para conseguirlo es fortalecer la confianza en los primeros años de vida.
Todos los niños tienen la capacidad de tener un alto grado de autoconfianza en sí mismos, sólo necesitan las condiciones propicias: sentir la responsabilidad y la confianza de cuantos están a su alrededor. ¿Cómo lograrlo? A continuación te damos una serie de claves o consejos para conseguirlo:
Confiando en el niño
Independientemente del punto de partida de cada niño, la confianza de este depende directamente de la confianza que sus padres depositen en él. Si sus padres se pasan todo el día preocupados por su seguridad, salud o bienestar, el cerebro del niño sólo puede entender dos cosas: que el mundo es peligroso y que no es del todo capaz de enfrentar la vida por sí mismo.
La confianza del niño es igual a la confianza de los padres en el niño elevada al cuadrado.
Ofreciendo mensajes positivos
A través del reconocimiento de la actitud del niño; de hacer énfasis en la habilidad puesta en práctica por el niño en cada momento y también de apoyarlo cuando utiliza herramientas que normalmente no suele utilizar.
Fomentar la responsabilidad
La responsabilidad no es otra cosa que ocuparse de uno mismo y educar en la responsabilidad es una magnífica oportunidad para enseñar a los niños a cuidarse y a saber valerse por sí mismos.
Se puede empezar desde que el niño empieza a caminar con actividades como guardar sus juguetes, depositar el pañal y/o la ropa sucia en el cesto correspondiente, recoger su plato cuando termina de comer o limpiar lo que ensucia (por ejemplo, la leche que se derramó sobre la mesa).
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Apoyar la toma de decisiones
La mejor manera de ayudarlo en este aspecto es dejarlo decidir, permitirle tomar decisiones guiado por sus instintos y confiar en que irá aprendiendo de sus errores. Hay que considerar que las decisiones deben ser acordes a la etapa de desarrollo en que se encuentre la persona.
Celebrar los logros
Es importante reconocer y celebrar los logros y esfuerzos de los niños, por pequeños que sean. Ya sea completar una tarea, resolver un problema o mostrar amabilidad hacia los demás, elogiar y celebrar estos logros refuerza la autoestima del niño al reconocer su valía y contribución positiva. Además, celebrar los esfuerzos en lugar de solo los resultados fomenta una mentalidad de crecimiento y perseverancia en los niños.
Fomentar la creatividad y expresión personal
Brindar oportunidades para que los niños exploren su creatividad y expresen sus emociones de manera libre y sin críticas. Esto puede incluir actividades artísticas, música, juegos de roles o simplemente animarlos a compartir sus ideas y opiniones. Permitirles expresarse de esta manera les ayuda a desarrollar una mayor confianza en sí mismos y en sus habilidades únicas.
Bilbao, Alvaro: El cerebro del niño explicado a los padres. Barcelona, 2015. Plataforma editorial