El miedo es una emoción natural y básica para la adaptación y sobrevivencia del ser humano. Su función es activar respuestas de reacción ante una situación amenazante o de peligro.
Tipos de miedos infantiles
El miedo se puede manifestar en tres niveles:
- Fisiológico: Se manifiesta con sensaciones a nivel corporal.
- Cognitivo: Se presentan pensamientos o imágenes negativas.
- Conductual: Desencadena acciones de lucha o huida.
¿A qué edad aparecen los miedos infantiles?
Durante la infancia se pueden presentar miedos naturales, propios de la etapa que está atravesando el niño, pero también se pueden manifestar miedos que son aprendidos o producto de algún acontecimiento traumático o condicionamiento. Algunos suelen desaparecer conforme crecen, pero otros pueden perdurar.
- Primeros años de vida: Suelen presentar miedos hacia estímulos fuertes, extraños, la separación, animales, y la oscuridad.
- Alrededor de los 4/5 años: Pueden aparecer miedos a figuras fantasiosas como monstruos y fantasmas, impulsados por el poder de la imaginación.
- Niños mayores: Pueden sentir miedo a lastimarse, a la separación de la familia, a desastres naturales, y a la muerte, entre otros.
El miedo se manifiesta a través de sobresaltos y llanto. Los niños suelen buscar protección en los padres y, en niños mayores, pueden aparecer regresiones como la enuresis.
Ayuda a superar los miedos de tu hijo
El papel de los padres o del cuidador es crucial para ayudar al niño a afrontar y superar el miedo. Su tarea es proporcionarle herramientas que le den seguridad y le ayuden a desarrollar la capacidad de autorregularse emocionalmente y enfrentarlo.
Algunas recomendaciones:
- Ser empáticos con sus emociones y ayudarle a calmarse.
- Establecer un vínculo seguro con el niño, mostrarse cercano y brindarle protección.
- Nombrar y validar sus emociones.
- Hablar sobre aquello que produce el miedo, dejando que el niño lo exprese. Preguntas como “¿Qué es lo que te ha asustado?” y “¿Qué pasó?” permiten comprender a qué le tiene miedo y verlo desde una perspectiva segura.
- Reestructurar la idea de lo que le da miedo de forma sencilla, adaptándolo a su capacidad cognitiva.
- Fortalecer su confianza y su capacidad para superarlo.
- Hacer un plan estableciendo pequeñas metas y procurar ser consistentes. Por ejemplo, si le da miedo la oscuridad, acordar leer un cuento o cantar, prender una lamparita de noche, acompañarle unos minutos en silencio las primeras noches, luego retirarse dejando un poco abierta la puerta, y así poco a poco hasta que logre dormirse solo.
- Ser pacientes, los niños necesitan tiempo para superar los miedos.
- No forzar ni obligar a afrontar la situación si no está listo.
- Reconocer los esfuerzos aunque sean mínimos.
Cuando buscar ayuda profesional:
- Cuando a pesar de establecer un plan y brindarle apoyo y acompañamiento, los padres observen que la situación no mejora.
- Cuando el miedo limita la capacidad del niño para disfrutar de la vida.
- Cuando la reacción es desproporcionada ante cualquier suceso u objeto relacionado con lo que le produce el miedo.
- Cuando el miedo es persistente y evoluciona, convirtiéndose en una preocupación obsesiva que desencadene un trastorno de ansiedad. En los niños, esto puede manifestarse con llanto excesivo, rabietas o bloqueos que les impiden hacer cosas.
Es importante que los padres tengan presente que el objetivo es darle al niño las herramientas para que pueda gestionar y tomar acciones para enfrentar su miedo.
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